6.9.10

FOTOS ARTISTICAS


Fragmento extraído de la novela
La historia particular de un chico
de Edmund White

Una tarde, mientras los otros chicos habían ido a dar una vuelta en canoa, mi monitor me enseñó unas “fotos artísticas” que había hecho él, en todas las cuales había un joven desnudo en una playa desierta. El barracón estaba tranquilo, la luz era débil, porque se filtraba entre los pinos y los ventanales ajustados; la manta del señor Stone me acariciaba las piernas mientras yo iba pasando aquellas fotos grandes y brillantes. Nunca en mi vida había visto un adulto desnudo, me quedé tan fascinado por las imágenes que el barracón se desvaneció y reencontré delante de aquel modelo en aquella blanca arena e inmaculada. No podía apartar los ojos de aquella escena morena, de los estrechos, modelados, intrincados y blancas caderas, mientras el modelo se alejaba ce mí en dirección a un horizonte negro y tempestuoso a través de una franja completamente iluminadas por el sol. ¿Dónde estaba aquella playa y quién era aquel hombre? me lo preguntaba como si lo hubiera de encontrar en aquel mismo momento, como si fuera el único hombres desnudo en el mundo y yo tuviera que ir enseguida para no volver a sentir aquella presión en el diafragma, la sensación de hundirme, aquellas señales de vergüenza y alegría que insistía por reprimir por miedo de que el señor Stone retrocediera de mi delate del terror de darse que mi reacción no tenía nada que ver con el arte. ¿Era anormal la fascinación que sentía por el modelo? El señor Stone se me acercó a la cama y me preguntó qué opinaba de las fotografías artísticas. Le notaba la respiración en la espalda y la mano en la rodilla. Un estremecimiento de placer me atravesó el cuerpo. Estaba espantado. Me levanté, me fui hacia la puerta y me agaché para rascarme una picadura de un tábano que tenía en el tobillo con aire de despreocupación…

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