18.6.12
NOCHE OSCURA DE LOS CUERPOS
Un poema de Manuel Francisco Reina
Por noche muy oscura de los cuerpos,
fulgores de tiniebla impredecible
nacen a la sombra de propia carne,
sedientos de la sangre atesorada.
Penumbra en la que la piel enternecida
celebra las liturgias del cansancio,
consagran el sudor de sus gemidos
los bulbos temblorosos que se yerguen,
brotando en la humedad de los deseos,
pujantes como yemas verdiazules
de venas restallantes o florales;
plantas carnívoras que olor rezuman
a santidad de pecado, abismo
y pensamientos mortales y erróneos.
Limo nutricio de la vida, cuna
eréctil y en calma como la fiera
que ronronea después de festines
de los cuerpos ajenos;
y sin embargo tránsito obligad
de los dichosos, de los que un día
quieran conocer la luz, cegadora
del omnipresente ser más divino,
dilucidado apenas en instantes
en los que un cuerpo se pierde en el otro,
explosión rutilante como muerte tranquila
de una estrella lejana o su nacimiento,
inefable pulsión que nos derrama,
que nos pierde y muele y resucita.
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