17.11.11

CON MANO ORTOPEDICA



Un poema de Osvaldo Lamborghini

Este muchacho me calza las espuelas, intercambia conmigo su látigo y el mío, tiene la virtud de no entenderme salvo en mi goce de furor. Estoy lejano. Bebo el café en el fondo de sus párpados. Me penetra y es la rima de mi propio corazón engastándose en la rima de una retórica gastada, sombría. Es la rima. Esa rima. Es el muchacho de violencia contenida que me penetra desde un paisaje que está detrás de mí, y me rima. A golpes de su verga lleva la cuenta de mis sílabas. Me levanta en vilo con su verga hasta hacerme rozar la cara con el techo, la cara de goce y espanto enfrentada al cieloblanco, enfrentada por fin al silencio.

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