
VENENO
Se ha escapado
del cesto de la noche.
Acecha sigilosa
mientras todos dormitan.
Repta hipnotizada
hasta asomar su lengua
por la tela ceñida de algodón.
Orgullosa yergue su cuello
y exhibe su insolencia.
Longitudinalmente
desenrosca su peligroso látigo
y extiende su volumen
sobre el abdomen indefenso.
Con una mano trata atraparla
pero indómita resiste el embate.
Se retuerce lúbrica y resbala.
De nuevo insiste, y la furia duplica
aún más su violencia.
Inyecta fuego en las venas
y en su infierno interior se licua.
Como un arco tensa los músculos,
y se lanza mortífera al ataque.
Apunta, dispara y derrama
feliz su veneno perlado
como lágrimas de cera blanca.
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