
Un soneto de Jacinto Benavente
Urania, Venus celestial, inspira
mi amor, rebelde a Venus genitora
la del vulgar amor inspiradora
que vida enciende en su inflada pira.
Al goce sólo celestial aspira
mi amor, de la belleza arrobadora,
y la belleza celestial adora
cuando en humano ser la ama y admira.
En ti fue, ¡Oh Grecia! sin dolor ni pena
toda humana belleza idolatrada.
Hermes, cual Afrodita, culto ordena,
y en la inmortal, olímpica morada,
el áurea copa de los dioses llena
Hebe, con Ganímedes alternada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario