
El almuerzo desnudo de William Burroughs
Hay muchos sujetos vulnerables a la humillación sexual. Desnudez, estimulación con afrodisíacos, vigilancia constante para incomodar al sujeto e impedirle el alivio masturbatorio (durante el sueño, las erecciones hacen sonar automáticamente un enorme zumbador eléctrico que vibra la cama y arroja al sujeto a una bañera de agua fría, lo que reduce al mínimo el número de poluciones nocturnas) trucos para hipnotizar a un sacerdote, explicarle que está punto de consumar una unión hipostática con el Cordero, y luego poner a un carnero a darle por el culo. Después de esto el interrogador obtiene un control hipnótico absoluto, y el sujeto acudirá a su silbido, se cagará en el suelo con que le diga “ábrete sésamo” No es preciso decir que el sistema de humillación sexual está contraindicado en la homosexualidad declarada. Recuerdo a un chico al que condicioné para que se cagase al verme. Luego le limpiaba el culo y me lo follaba. Cosa sabrosa. Y además, era un chico encantador. Y a veces el sujeto se echa a llorar como un niño porque no puede evitar el eyacular cuando se lo follan.
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