28.1.13

BUENAS NOCHES, SEÑOR POUCHET




Fragmento extraído de la novela
La historia particular de un chico
de Edmund White

Tenía unos labios muy gruesos e color de helado de frambuesa, y unos ojos salidos, líquidos como el de un perro de agua. Su piel era finísima y olivácea, y le bigote, aunque se lo recortaba cada mañana, a medio día le hacía una especie de raya negra sobre la boca; no le llegaba a tocar el labio, sino que salía fuera de esta. Tenía un pecho musculoso, cubierto de pelo negro, brillante, rizado y suave, desde el estómago hasta los hombros, tenía los pezones pequeños y casi lilas. La pancha, enterrada por los músculos, quedaba bien destacada, dentro de una caja torácica abombada y ceñida por los huesos pelvianos: la forma de una concha de tortuga. Aquellas piernas que le habían hecho célebre eran sorprendentemente delgadas. Durante las expediciones me sentaba a su lado en un banco duro de la iglesia o bien me quedaba derecho cerca de él bajo una araña polvorienta mientras las voces masculinas cantaban encima del iconostasio, y tenía la impresión que ya era el amante del señor Pouchet, y por qué no, si él como hombre me sobraba y yo como chico estaba excluido? cuando me imagino al señor Pouchet masturbarse, veo que apaga la luz y parpadea mientras busca un pañuelo de papel, que pone enseguida sobre la mesita de noche. Una faena desagradable pero necesaria. Lleva una camiseta blanca bien limpia y unos pantalones de pijama de algodón blanco. Es una persona  de lo más seria, un adulto solitario. Se apaga la luz. Dobla las mantas hacia abajo hasta que le peso de los dobleces descansa sobre sus rodillas. Estira la sábana hasta que le llega a medio pecho, a fin de que todo lo que suceda a bajo parezca menos sórdido, al menos es eso lo que se dice a sí mismo.( En realidad, la sábana, constituye la declaración de la autonomía del deseo, de la misma manera que a línea del moreno, al excluir los genitales, los pone en relieve) La mano oscura abre la bragueta del pijama y coge el pene, que en, un instante, queda duro como fusta de nogal, pero sus pensamientos son dispersos, la carne es fuerte y el espíritu débil. Junta los rasgos de unas cuantas chicas que ha conocido o bien ha visto en revistas o películas en un solo rostro, que besa, después viola, y vuelve a besar…


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