Un poema de Juan Cobos
Abierta la camisa y a su pecho mi dedo
iba como flecha aguda, caía
lanzada con honda una paloma,
voy a morir, llegaba.
Posesión que traspasaron un falo de luz
desde el cielo y eleva al poseído de la tierra.
Que lo deja después en el aire suspenso,
levitando. Como si del durmiente
el mago retirase el apoyo de los pies y la nuca
y el cuerpo hipnotizado libre continuara,
sin gravedad. Exento
de las leyes que los hombres imponen al tiempo de la luz.
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