1.9.11

DOS CHAPEROS





Un poema de Denis Cooper

Tenía el cuello agarrotado
de tanto escudriñar las calles
buscando a hombres
que pagasen por sus servicios.
Aparecí sobre las cuatro
de la mañana ¿ sin suerte?
“Ha estado un poco muerto
toda la noche” me dijo
No podía comprenderlo.
Era rubio y tendría
veinte años, con unos ojos
que desearías hacer tuyos.
Todo lo contrario que esos fantasmas
de la mayoría de las esquinas,
chavales tan llenos de hastío
que imploran ser golpeados.
Yo le hubiese dado pasta
a cambio de un par de horas
pero él necesitaba
más de lo que yo tenía
por menos de lo que yo deseaba.
Permanecimos allí toda la noche
sin nadie que se nos acercase,
mientras los tíos más ridículos
eran arrancados de la acera
como si fuesen adolescentes.
me fumé sus cigarrillos.
Se reclinó sobre su espalda
y el sol se fue lentamente descubriendo
nuestro peso, nuestra edad,
hasta que ningún coche
aminoró su marcha y ninguna cabeza
se giró. Entonces dimos
media vuelta, camino a casa,
hacia nuestra propia oscuridad.

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