6.6.11

LOS TRES BARONES




Fragmento extraído de la novela
El exiliado de Capri de Roger Peyrefitte



El barón de Olsen era danés, pero aclimatado desde hacía tiempo a Nápoles y buscado por su talento de pianista. en su apartamento del Vómero invitaba a reuniones musicales a viejas princesas y a jóvenes dependientes, a quienes les daba títulos sonoros más dudosos que el marquesado de Julienne, Tenía una pasión por el color malva, que recordaba la de Reneé Vivien por el violeta y aún más fuerte que la de Jacques por el rosa. Sus trajes, sus camisas, sus medias, sus zapatos, su pelo eran malva. Todas las mañanas bajaba a comprar flores al Chiaia y volvía a subir en carrozzella descubierta, con un inmenso ramo malva sobre sus rodillas. Lo habían bautizado la Ofelia como alusión a Dinamarca. El barón Quercia era un hisopo a pesar de su nombre, que hubiera hecho presagiar un roble. En su hermosa mansión del Pasuilippo coleccionaba bastones, algunos de los cuales eran más grandes que él, y había fundado un teatro, pretexto para recibir muchachos jóvenes. No hacía representar sino piezas con trajes de la Edad media: había comprado una tienda de trajes de disfraces especialista en esa época. los jóvenes interpretaban los papeles de reinas, el barón Quercia los de reyes, y su amigo sexagenario , el príncipe de Santobono, los de pajes. ¡Admirable libertad de las costumbres napolitanas! Un día el barón de Quercia vestido de blanco, el barón Olsen vestido de malva y el baron de Rose vestido de rosa deambulaban balanceándose, empolvados y con una flor n el ojal, cuando un chiquilín sentado en la puerta abierta aulló hacia el interior: ¡Los “recchioni” Ven pronto abuela. ¡Los recchioni que pasan!

No hay comentarios: