30.5.11

LA DESPEDIDA DE LELE


Fragmento extraído de la novela
Pao-Pao de Vittorio Tondelli


Nos hemos despedido sin muchos cumplidos delante de mi compañía. Un breve adiós de soldados cuando yo hubiera querido abrazarlo para una eternidad. Él ha dicho, ahora vete, no hay nada de sentimental en uno que se va. Le he dicho que le escribiré y que sabrá de mí. En el fondo las personas que tienes no las pierdes nunca. Él ha sonreído y ha dicho adiós. La noche anterior a la Sciarra, le había dicho que lo apreciaba, que lo quería y que lo amaba. Lele se divirtió mucho, parecía aliviado un por mi confesión de amor. Se envalentonó un poco, explicó que estas cosas se ven en seguida, me preguntó si tenía aspecto de loca. Le dije que sí. Bebió el vino de un trago. Más tarde o más pronto se acabará, añadió. Nos cogimos las manos y rozamos, bajo la mesa, las piernas. Era todo yo una cosa que salía, me sentía dejado ir e aquel abrazo, en los ojos, en la aboca, en el sexo. Era como una corriente que se desborda. Un día que se abre. Todo en mí bullía, mis aguas, mi sangre, mi humor. Lacara me quemaba y la de Lele a la pequeña tratoría, era la única razón para que continuara existiendo. Pero no hubo nada que hacer- Nos despedimos. Me dijo que le sabía mal que fuera de esta manera, no quería hacerme daño. Le contesté que bien, que todo era correcto. Habíamos reído mucho y corrido, aquella noche borracha del adiós, nos habíamos abrazado en un portal antes de la última copa. Intenté besarlo, pero apretó los labios y echó la cabeza hacia atrás, divertido.

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