
Fragmento extraído de la novela
Más allá del límite de Mike Seabrook
Ese tipo de rumores no son precisamente buenos para un profesor de una escuela de chicos, como puedes comprender, muy contentos, pero sobre todo quien me preocupaba era el muchacho. Estoy muy contento de que la cuestión se haya zanjado sin perjuicio para nadie y tú hayas colaborado en ello. No tengo ninguna queja contra ti o contra el club. No es que me entusiasme que mi vida privada se convierta en un tema de conversación, pero no puedo hacer gran cosa al respecto, así que no hay por qué darle mayor importancia.
En fin, eres muy benévolo tomándotelo de este modo, dijo Hill, observándole con curiosidad. Graham continuó después de una larga pausa. Aguardó pacientemente pues tenía una idea bastante aproximada de lo que iba a venir a continuación. ¿Puedo hacerte una pregunta? Ya sé que estoy metiendo la nariz donde no me llaman, y que si quieres, tienes todo el derecho del mundo a decirme que me meta en mis asuntos, pero siento curiosidad por alfo e alfo bastante gordo… Lo soy/ ¿perdón? Quieres preguntármelo, pero no estás totalmente seguro de si me voy a ofender o no ¿No es eso? Quieres preguntar si, después de todo, soy realmente gay ¿no? / Yo en fin, de hecho.. Graham se rió. Mira, no hay nada de qué avergonzarse. No es una cosa que me preocupe. Sí, soy gay. Homosexual, si lo prefieres. No desviado, ni invertido y nunca marica o maricón, si es que quieres conservar mi amistad. Pero sí, soy gay. No lo voy anunciando, en parte porque no veo por qué diablos habría de hacerlo.
El rostro del director se desencajó ligeramente y no dijo nada durante unos instantes, mientras organizaba sus pensamientos y buscaba la mejor manera de reaccionar ante una franqueza tan inesperada. Los rumores y cotilleos que constituían parte esencial d ela dieta de la sala de profesores siempre se abrían paso hasta su despacho tarde o temprano, bien a través del consabido boca a boca o por medio de los sicofantes que siempre forman parte de cualquier plantilla. Así pues estaba perfectamente enterado de las sospechas que circulaban en tanto en tanto sobre si tal o cual profesor era homosexual. Era consciente de que Graham había sido objeto de estos cotilleos en el pasado y por supuesto sabía que era inevitable, dada la naturaleza de las cosas, que su personal
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