23.5.11

BOB Y ROY



Fragmento extraído de la novela Roy
de Roger Peryrefitte

Bob, al volverse un momento, contempló atónito cómo Roy removía la mano dentro del bolsillo izquierdo de su pantalón, como si se acariciara. Yeso era realmente lo que estaba haciendo convencido de que nadie podría resistirse a aquella visión. Alguna vez en el colegio, donde había bastante separación entre pupitre y pupitre, había sorprendido a otros compañeros activándose de este modo la imaginación mientras trabajaban, normalmente cuando estaban fuera del alcance de la vista de las chicas. La escena le producía tal efecto que con cinco o seis movimientos parecidos en el fondo de su propio bolsillo alcanzaba el placer. No había podido descubrir si los que se libraban a aquellos juegos creían que no los veían o sí, por el contrario, esperaban una mirada o incluso un acto de complicidad. En todo caso, el estilo del colegio no permitía explicitarlo. Roy ignoraba si Bob se tomaba libertades similares en clase, pero estaba seguro de que había sido testigo de algunas. El joven Teller siguió mirándolo con los ojos como platos y la boca abierta, enmudecido por la contemplación de aquel gesto que Roy parecía efectuar maquinalmente, sin dejar de atender.

¿Te gusta tocarte así? le preguntó Bob con la voz ahogada./ Sí contestó Roy y en el colegio también. ¡Es tan agradable estar empalmado! / Me das envidia, dijo Bob, que se tocó el miembro por encima del pantalón. Se desabrochó la bragueta y lo exhibió. Haz como yo, dijo. Eso era todo lo que deseaba Roy, que se desabrochó a toda prisa la bragueta. / estás ya muy formado para tu edad! Exclamó Bob, que repetía el cumplido del director de policía y que también para su edad estaba bien dotado. No hizo ninguna alusión al prepucio, que debió de parecerle un elemento secundario. / enséñame los huevo, dijo agitándose con todas sus fuerzas. / Y tú enséñame tus pelos, dijo Roy. Desabróchate el cinturón y súbete la camisa. / Tú también, dijo Bob. / ¡Qué maravilla! casi tono tienes vello todavía!/ la visión le excitó tanto como sus pelo excitaban a Roy. ¿Y entre las nalgas, tienes? preguntó algo de pelusilla, dijo Roy, ¿ Y tú? / A modo de respuesta, Bob se bajó los pantalones y se tumbó sobre el puf para enseñarle el trasero. Roy se levantó y se corrió enseguida, mientras le acariciaba el vello…

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